Y
si, ayer regreso nuevamente ese día que viene una vez al año a recordarme que
las canas y los achaques no son de a gratis. Ayer cumplí años.
Quiero
pensar que voy a la mita de mi vida. Quiero pensar que me queda todavía un
cacho y que aun puedo soñar y morir soñando. Quiero pensar.
Si
me hubieran dicho que lo que vale en la vida es el amigo que es como un
hermano; que es la sonrisa que le sacas a alguien; que es le vaso de agua que
le das al que tiene sed; la noche memorable donde estas con aquella chica que
le prometiste amarla por siempre, aun después de casi 20 años.
Si
me hubieran dicho que es la fuerza que aun tienes en la espalda para cargar a
tu hija hasta que ya no puedes hacerlo; o amar a los tuyos y ser amado; ayudar
a los desconocidos sin esperar nada a cambio; o no enfermarte y de hecho,
ayudar a los enfermos. Que la vida no se trata de que estas cosas vengan a mi,
sino provocarlas en otros en este paso por la vida.
Si
me hubieran dicho el invaluable sentir de que nadie te persigue, de que no le
debes nada a nadie, que a pesar de que has fallado, eres perdonado y a la vez
no guardas rencor con nadie. Perdonas porque te han perdonado.
Si
me hubieran dicho esto, quizás hubiera entendido “la vida abundante” que
prometió Jesús de otra manera.
Espero
aprovechar mejor el tiempo en esta segunda mitad haciendo estas cosas.
Un
abrazo.
Edgar Lira